
En este artículo vamos a ver cómo afecta el tiempo cuando realizamos exámenes tipo test y os daremos algunos consejos útiles para afrontarlos de cara a obtener el mejor resultado posible.
Un examen de oposición es un desafío en el plano emocional, memorístico, asociativo, de coordinación, etc., y saber gestionar todos estos aspectos puede marcar la diferencia entre el aprobado y el suspenso.
En este tipo de pruebas suele haber un número variable y relativamente grande de preguntas, siendo el valor de cada una de ellas el mismo. Es por esto que no tiene sentido invertir demasiado tiempo intentando averiguar la respuesta correcta de una pregunta concreta. Por ejemplo, si desperdiciamos excesivo tiempo en contestar una de las primeras preguntas del examen es posible que no lleguemos a leer alguna pregunta del final cuya dificultad puede ser mucho menor. Esto, ni más ni menos, nos impediría alcanzar la mejor nota de acuerdo a nuestra capacidad.
Dependiendo del modelo de examen y de la presión que el Tribunal haya querido infligir a los aspirantes, el tiempo para responder cada pregunta será mayor o menor. En general, podríamos hablar de un examen exigente en cuanto a su duración si disponemos de 30 segundos o menos para contestar cada pregunta, y de un examen más fácil si disponemos de un minuto o más. Hay que tener en cuenta que la complejidad y la longitud de cada pregunta también son factores determinantes para lograr una mayor o menor agilidad a la hora de contestar.
La mejor estrategia que podemos aplicar en un examen tipo test es imitar a los concursantes del programa de televisión “Pasapalabra” y contestar en una primera ronda todas las preguntas que sabemos con certeza. En una segunda ronda seguiremos contestando preguntas que tienen un nivel medio de dificultad, en esta categoría podríamos incluir las preguntas que no se han respondido en la primera ronda porque hemos dudado entre dos respuestas alternativas. Y por último, en una tercera ronda contestaremos las preguntas de mayor dificultad para nosotros, si es que nos sobra tiempo. Solo dejaremos en blanco aquellas preguntas que realmente no sepamos contestar. Siguiendo este sistema maximizaremos nuestras posibilidades de sacar una mejor nota.
Por otro lado, debemos hacer nuestros propios simulacros de examen antes de la prueba real para verificar que nuestro ritmo de contestación es bueno y soportamos bien el desafío a nivel emocional.
Además, es importante apurar el tiempo hasta el final. Aunque creamos que hemos resuelto todas las preguntas del cuestionario que están a nuestro alcance, es importante exprimir hasta el último segundo con el fin de repasar aquellas preguntas que hemos dejado en blanco o sobre las que tenemos serias dudas.

Otro detalle que hay que mencionar es que se han prohibido los relojes inteligentes para evitar fraudes. Como alternativa, puedes llevar un reloj de pulsera analógico si se permitieran en tu examen. En caso contrario, deberás prestar atención al reloj de pared que suele haber en la sala donde se realiza la prueba, o atender a los cuidadores del examen cuando indiquen el tiempo restante.
Y para finalizar, hay que salir del examen el último. Lo único que importa es el resultado final. No nos darán más puntos por acabar antes el ejercicio.